Nos dirigimos como pueblos hermanos, a las autoridades comunitarias, guías espirituales, ancianas y ancianos, mujeres y hombres, niñas y niños, a los jóvenes en su mayoría desempleados, a las y los maestros, a las mujeres que trabajan en su casa y en la tierra, agricultores, comerciantes, choferes, a todos que vivimos la amenaza de la enfermedad Covid-19, a las familias que no han recibido las ayudas del gobierno, a todo el pueblo de Guatemala.